1. DEFINICIÓN ETIMOLÓGICA.
El término ética viene de
la palabra griega Ethos. Éste vocablo significa uso, hábito, costumbre. En este campo de trabajo se puede afirmar como
la ética es el desarrollo reflexivo sobre los hábitos y las costumbres. En otras palabras, la ética lleva a cabo la discusión en torno a los modos de vida de la sociedad.
Algunos significados que
se le han dado al término ética durante la historia de la filosofía son: para Homero el Ethos es el ‘lugar habitado
por hombres y animales’. Heidegger continuando con esta línea afirma ‘la morada (lugar) o Ethos del hombre es
el ser’. Zenón de Citio, en cambio considera como el Ethos es la fuente
de vida de la que manan los actos singulares. Aristóteles concibe la ética como temperamento, carácter, hábito y modo de ser.
Ésta acepción es la más relevante y conocida durante la tradición.
El cimiento de toda esta
reflexión se encuentra en la persona misma. Ésta continuamente busca su construcción y el formarse hacia bienes mejores. El
conjunto de hábitos y costumbres no son innatos en la naturaleza del hombre. Por el contrario, ellos son adquiridos. En este
sentido el ser humano va haciendo día a día su realización personal. El proyecto existencial del hombre se configura en el
diario vivir dentro de la sociedad.
Desde lo anterior, la ética
ayuda a orientar dicha realidad. Ella trata de dirigir, y encaminar al hombre en su actividad humana (actos reflexivos) para
que él pueda alcanzar la felicidad y el bien. Es bueno aclarar como la discusión ética no busca consolidarse en los campos
teoréticos. Más bien busca contribuir a la reflexión sobre la realidad. Su estudio busca fortalecer la praxis humana.
2. OBJETO DE ESTUDIO.
La ética encuentra su campo
de investigación dentro del ámbito filosófico en el estudio de la actuación y comportamiento del hombre moral en la realidad.
Se aclara, en este momento, como la ética no busca plantear normas en torno al comportamiento del hombre. Su acción tiene
el horizonte de buscar elementos fundamentales los cuales contribuyan a orientar la acción humana y moral. La ética no busca
enseñar la manera como se debe dirigir la vida. Su reflexión busca dar explicaciones a la moral y a la acción humana.
3. DISTINCIÓN ENTRE ÉTICA Y MORAL
· La ética significa la reflexión sobre las costumbres y formas de vida. La moral, en cambio, es la discusión en torno
a las normas y reglas que orientan los hábitos y las costumbres de una sociedad y de la actividad humana.
· La ética sólo acompaña a la actividad reflexiva del hombre, el cual busca la felicidad. Además, ella no busca imponer
una normatividad. La moral, sólo se limita a discurrir, en torno a las normas que orientan el vivir de una comunidad.
· La ética necesita del campo de acción de la moral para realizar sus consideraciones, reflexiones y conclusiones.
4. PROBLEMA DEL CAMPO ÉTICO
El ámbito de las actuaciones
humanas es muy general. El intento de hacer una reflexión en torno a los actos que el hombre realiza a través de su vida parece
moverse en un ámbito bastante amplio. Muchos de los hábitos y costumbres tienen multiplicidad de significados en medio de
la cultura. El mundo en el cual se mueven los modos de vida del hombre es variado, amplio y complejo.
· ALGUNAS DOCTRINAS ÉTICAS
(Fundamento
para el desarrollo del tratado)
ÉTICAS FORMALES |
ÉTICAS MATERIALES |
ESTOICISMO (Zenón de Citio, Séneca, Marco Aurelio).
Para esta escuela de pensamiento la rectitud del hombre y su verdadera constitución se encuentra
en el cumplimiento de la ley que le dicta la razón y en la aceptación total de la
propia vida con todas sus circunstancias. La existencia de la persona se limita a lo impuesto
por la razón y el destino.
El ideal del hombre estoico está en lograr el estado de ataraxia. Esto significa como el
hombre debe permanecer imperturbable ante dolores, pasiones sufrimientos y problemas.
El principio fundamental que maneja esta doctrina es el siguiente: el bien consiste en vivir conforme
a la naturaleza. Ésta tiene un elemento fundamental: la razón. El individuo debe cultivar una vida sencilla de acuerdo con
la naturaleza (la razón). |
HEDONISMO (Aristipo de Cirene: Cirenaícos)
Los cirenaícos consideran que la felicidad consiste en la serenidad de ánimo. Ésta serenidad solo
se da o se obtiene por medio del dominio del hombre sobre sí mismo.
Pero, ¿en dónde se apoya la felicidad? El punto de referencia para hablar de este aspecto se encuentra
en el logro placentero. Por eso, el supremo bien o la virtud para esta corriente ética es el placer. La conducta humana debe
encaminarse a su consecución.
El placer es el único goce. Además es el centro motor de la vida. Aristipo se cuida de advertir
que la razón humana debe controlar la cantidad de placer a fin de que este no obstaculice la felicidad.
El placer cirenaico no es burdo, ni mucho menos rebaja y somete al hombre. Por el contrario, el
verdadero, sabio debe apreciar los placeres más sutiles y elevados. El orgullo del cirenaico está en sentirse dueño y no objeto
de los placeres.
|
SISTEMA KANTIANO (Inmanuel Kant)
Kant propone como la moral debe estar compuesta por una serie de principios normativos los cuales
ordenen la conducta humana. Éstos, a su vez, se encuentran enmarcados en la obligatoriedad
de su cumplimiento.
Éstos principios son propuestos por el sujeto. Él
puede establecer una ley de carácter universal y formal. En cada sujeto hay las condiciones necesarias para proponer principios
éticos que sean válidos para todo el mundo. |
EPICUREISMO (Epicuro)
El placer es el medio que permite alcanzar la felicidad, último bien del hombre. El verdadero
placer consiste en la ausencia de dolor en el cuerpo y perturbación en el alma.
El elemento orientador de nuestra vida moral no es el placer en cuanto tal sino la razón que juzga
y discrimina, es decir, la sabiduría práctica encargada de elegir entre los placeres que no tienen como consecuencia dolores
y perturbaciones y los placeres que llevan al sufrimiento.
Para evitar el dolor se hace necesario buscar los placeres elementales y no desenfrenados.
|
EXISTENCIALISMO (Jean Paul Sartre)
El hombre cuando se presenta frente al mundo descubre con claridad la siguiente consigna: es un
sujeto arrojado a la existencia.
Al aceptar esta realidad el sujeto debe asumir la actitud de hacerse responsable de su proyecto
existencial.
Pero Sartre va más allá. Para realizar el anterior cometido se necesita de la libertad. El hombre
fuera de toda determinación (Dios - sociedad) puede entrar a fundamentar su vivir cotidiano. |
UTILITARISMO (Jeremías Bentham y Jhon Stuart Mill)
El bien y la felicidad para esta corriente se funda en lo útil. Este elemento permite la consolidación
de una vida mejor.
Los seres humanos están sometidos a dos leyes: la del dolor y la del placer (bien). Éstas, en
general, regulan la naturaleza. El hombre se inclina por la ley del placer.
Ahora bien, Para conseguir el placer se necesitan de algunos medios. Esos medios se constituyen
en lo útil. En este caso: una cosa es útil cuando lleva al sujeto al placer y al bien.
Para concluir el bien es mayor cuando un gran número de personas se identifican con él. |
ÉTICA ANALÍTICA. (Neopositivismo)
El neopositivismo intenta liberar toda la teoría moral del dominio de la metafísica. Su investigación
toma el rumbo de analizar el lenguaje moral.
El trabajo ético para este grupo de pensadores consiste en la revisión de las proposiciones morales
o del lenguaje que expresa la conducta y el comportamiento del hombre. En otras palabras, la ética lleva a examen los términos
del lenguaje moral.
La conclusión a la que llega esta corriente es que los enunciados éticos no pueden ser definidos sino solamente aprehendidos. Ellos no son cognitivos, no responden a las exigencias
de la ciencia y de la lógica. Por el contrario ellos sólo expresan sentimientos y emociones.
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PRAGMATISMO
Esta corriente, al concepto de bien propuesto por el utilitarismo, le introduce un elemento nuevo:
no sólo lo que produce placer es lo útil sino lo práctico. Es decir, el bien se da en la acción inmediata. En otras palabras,
el concepto de bien no sólo proviene de lo útil. Un bien se consolida como tal cuando busca fines prácticos y sirve al progreso
del hombre.
La veracidad de la ética se descubre en el buen éxito que pueda tener el bien en medio de la realidad.
El valor de las ideas éticas radica en el sentido práctico de su cumplimiento.
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MARXISMO (Karl Marx)
Dos elementos condicionan las relaciones entre los individuos: 1) la supraestructura: es el resultado
de un edificio económico totalmente constituido. En este caso se tiene la religión, el arte y la filosofía. 2) la infraestructura:
es el cuerpo formado por las relaciones económicas y sociales.
Desde lo anterior Marx critica como la ética ha contribuido a la distinción entre clases. Ella
se ha consolidado como una supraestructura que ha tenido como fin explotar y esclavizar al hombre. Éstos sistemas en general
han contribuido a la alineación del sujeto. |
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SOCIOLOGISMO
Los valores en este planteamiento son individuales y subjetivos. Pero su constitución sólo es
posible a través de una conciencia social. La sociedad, en general, presenta los valores. El Individuo los asume para sí.
Una aclaración: Los valores, en este caso, no son de carácter universal. Su cumplimiento no exige la obediencia de todos los
hombres.
El factor determinante para la constitución del sujeto es la sociedad. Ésta muestra los diferentes
valores que el individuo debe asumir. En el momento por medio del cual una sociedad transforme sus valores, el hombre deberá
cambiar su modo de pensar y de actuar.
Lo bueno y lo malo es establecido e impuesto por la sociedad. El hombre se encuentra obligado
a dar cumplimiento a la normatividad propuesta por el entorno. Pero el sujeto no se queda ahí. Él conoce con claridad como debe ser solidario con la misma sociedad. |
LA ETICA A TRAVÉS DE LA HISTORIA
1. ÉTICA DE LA GRECIA ANTIGUA.
El fundamento con
el cual se empieza a desarrollar la discusión ética en occidente es la búsqueda de una comprensión racional de los principios
de la conducta humana. Esta labor es iniciada por los griegos con pensadores tales como Sócrates, Platón y Aristóteles. Dicha
labor es continuada por los estoicos y los epicúreos. A su vez esta reflexión llega a Lucrecio, Cicerón y Marco Aurelio pertenecientes
al pensamiento romano.
El tema de la ética griega
gira en torno a dos términos: eudaimonía y areté. Éstos términos significan felicidad y virtud respectivamente. El primero
representa la fuente desde la cual se originan los sentimientos de placer y satisfacción. El segundo, en cambio, se relaciona
con los términos de sabiduría, justicia, coraje y moderación.
El objeto de la investigación
ética griega tiene como marco referencial la vida buena del individuo. Lo que realmente importaba para este pueblo era la
cuestión fundamental sobre el tipo de existencia que el ciudadano debía asumir y los criterios a utilizar para responder a
preguntas de esta índole.
El auge de la ética griega
radica en la reflexión que se hace del individuo de acuerdo con su relación con la ciudad estado (Polis). En otras palabras,
el desarrollo del Ethos griego enfrenta al individuo con las exigencias de una sociedad claramente constituida y organizada.
La pregunta ahora sería: ¿cómo vivir bien en medio de esta realidad?
La propuesta de los áticos
conquista otros campos. No se busca una reflexión la cual consolide el orden ético del individuo (singular). Por el contrario,
ellos hacen una invitación para que el sujeto entre a participar de acuerdo con sus capacidades y aptitudes en el desarrollo
de la sociedad. No se puede olvidar como el hombre está destinado a compartir con los otros y a contribuir a la vida en comunidad.
Dos planteamientos no se
pueden olvidar:
1) Sócrates y Platón: Sócrates
formula claramente un elemento el cual contribuye a esta reflexión: ¿cómo debe vivir un hombre para alcanza la eudaimonía.
Aquí se encuentra una llamada a pensar sobre lo que realmente debe desear la vida humana. Esta pregunta es la invitación
a conocer la forma como cada sujeto debe vivir para consumar o llevar a buen término su existencia. Lo anterior significa
como la vida, en última instancia, debe configurarse con la virtud (areté). Platón continúa dándole forma a este proyecto.
2) Aristóteles con respecto
al proyecto iniciado por Sócrates adopta una concepción diferente. Para él la vida se encuentra configurada con la areté cuando
ésta resulta ser la vía del intelecto. La realidad de la moral y las virtudes toman sentido aquí. En este caso la vida encuentra
su fundamento cuando ella se adapta a los principios dictados por el intelecto. Estos elementos han sido cultivados en la
virtud.
2. ÉTICA MEDIEVAL Y RENACENTISTA
a) La patrística.
Los maestros de la patrística
tenían como objetivo central hacer una interpretación de las sagradas escrituras y de la tradición judeo-cristiana. Dicha
labor fue emprendida con la ayuda de algunas ideas derivadas de la filosofía griega y romana. La ética en este momento pasa
a ser explicada desde el ámbito religioso y filosófico. Dos ideas son desarrolladas en este momento:
1) Clemente de Alejandría
sostiene que mediante el ejercicio de la razón natural, algunos de los filósofos de la antigüedad habían llegado a conclusiones
adecuadas al tipo de vida idóneo para los seres humanos. Dichas conclusiones coinciden en algunas partes con la doctrina moral
cristiana. El descubrimiento particular realizado por la filosofía griega y que a su vez interesaba a los padres de la Iglesia
era el de razonamiento práctico. Éste se entiende como una facultad con la cual se puede elegir la forma correcta de actuar.
En esta misma línea, San
Jerónimo desarrolla el planteamiento por medio del cual existe en todos los hombres un recurso innato que ayuda a los hombres
a llevar una vida buena o a caminar hacia la virtud. Con el término synderesis, este padre de la Iglesia pone de manifiesto
que en el hombre hay una facultad encargada de distinguir entre el bien y el mal. Bajo esta capacidad se puede realizar un
discernimiento entre los actos buenos y malos.
2) Platón y algunas tradiciones
místicas antiguas presentan la doctrina de la purificación moral. Ésta se comprende como la huida del alma lejos del
mundo. Lo anterior se hace presente en algunos de los escritos de Plotino. Más adelante, dicha doctrina es introducida
al cristianismo patrístico por Orígenes. Éste planteamiento fue generalizado por Gregorio de Nisa, Dionisio Areopagita y Scoto
Eriúgena.
En esta línea, San Agustín
se da cuenta como Dios dota a cada hombre de una conciencia con la cual puede conocer la ley moral. Pero, al ir más allá,
descubre como ese conocimiento no basta para la virtud. Ésta exige necesariamente el dirigir la voluntad hacia el bien. Para
lograr lo anterior, Dios ilumina el alma mediante una revelación de su propia bondad. En este momento el alma se carga de
amor por la perfección de Dios. Pero se necesita un elemento fundamental: la voluntad debe esforzarse por lograr la unión
con él. Aquí se puede afirmar como la valoración de los actos morales se da cuando las actuaciones individuales están de acuerdo
con el plan divino. Es decir, los actos del ser humano deben estar en consonancia con la ley de Dios.
Dionisio Areopagita considera
el mérito que la voluntad debe tener para llegar a configurarse con lo divino. Él afirma como una acción es buena si su tipo,
motivo y resultado también lo es. Pero si algún elemento de los citados con anterioridad es malo, la acción puede considerarse
como negativa.
2.
La escolástica
En el desarrollo de la patrística
y en el inicio de la escolástica la discusión moral pasó a ser de carácter teológico. Su punto de trabajo se ubicó en dos
asuntos:
a) presentar
las cuestiones normativas acerca de qué virtudes cultivar, qué acciones evitar y qué metas perseguir.
b) establecer
la estructura general de la moralidad. En principio dicha labor no fue algo sistemático.
En esta misma tónica, San
Anselmo empezó a fomentar una discusión más ordenada. Adopta el planteamiento de San Agustín el cual afirma cómo la gracia
de Dios induce en el alma una disposición para avanzar hacia el bien. En este momento las acciones deben estar en consonancia
con lo que quiere el mismo Dios. Pedro Abelardo reconoce como la voluntad del sujeto debe estar de conformidad con el proyecto
de Dios. Un acto realizado por el individuo se considera como bueno cuando asume
dentro de sí la ley divina.
Santo Tomás intenta sintetizar
el pensamiento griego y la doctrina cristiana en una sola filosofía. En el campo de la ética, él se dedica a presentar cómo
los paralelismos entre las ideas de virtud originadas en la antigüedad y las producidas por el cristianismo pueden desarrollarse
para establecer un fundamento racional de la moral y demostrar con ello una formulación de la virtud verdadera la cual pudiese
ser vinculante para cualquier ser humano dotado de la facultad intelectiva.
El doctor Angélico logró,
desde lo anterior, suscribir una concepción racionalista dentro del pensamiento moral. Su contacto con los escritos de Aristóteles
le permiten llegar a buen término en dicha labor. Únicamente bajo el auspicio de los escritos del maestro griego se pudo crear
una forma de eudemonismo consecuencialista. Éste significa que la acción recta es la conducta la cual tiende a promover o de hecho realiza la consumación del ser humano.
3.
Renacimiento.
Hacia el siglo XIII y XIV
la reflexión ética tomó dos caminos distintos. El primero intenta continuar con la propuesta Aristotélica y la teoría tomista.
El segundo se encamina, más bien, por una reacción en contra de la escolástica y de la tradición predominante hasta el momento.
En cuanto al primer movimiento
es bueno decir como la tradición aristotélica continuó evolucionando. Esta corriente tuvo dos direcciones:
a) Italia:
un grupo de escritores y científicos naturalistas radicados en la ciudad de Padua se remontaron a los trabajos de algunos
averroístas y a su vez al mismo Aristóteles donde encontraron la fuente de una teoría ética totalmente congruente con su manera
de ver el mundo. Su principal representante es Pietro Pomponazzi.
b) La península
Ibérica: la tradición tomista persiste en este territorio con un grupo de pensadores neoescolásticos católicos. La teoría desarrollada en esta parte del hemisferio fue la de exponer y comentar la
obra de Santo Tomás y Aristóteles. El aporte de este grupo de pensadores a la tradición fue la de adaptar toda esta estructura
de pensamiento a las nuevas circunstancias que el mundo estaba viviendo. Aquí se puede encontrar a Francisco de Vitoria. Él
reflexionó acerca de la doctrina sobre la guerra justa, donde el factor predominante es la legitimidad para usar la violencia
bajo la causa de la defensa de la sociedad. Suárez, en cambio, buscando ir más allá de las tesis de Santo Tomás y bajo la
inspiración de Ockham reconoce la concepción por medio de la cual la voluntad del agente y la de Dios desempeñan un papel
importante en la determinación de la vida moral de la conducta.
El segundo movimiento tuvo
como objetivo en contra del Aristotelismo y sus posteriores reflexiones. Se inclinó por un regreso hacia las doctrinas platónicas.
La raíz de este movimiento se encuentra en el auge de la ciencia empírica y la fragmentación de la unidad en la Iglesia católica.
A su vez hay un redescubrimiento de los autores de la antigüedad y un mayor disponibilidad
de a sus textos. Nicolás de Cusa, por ejemplo, construye una explicación de la realidad según la cual hay un movimiento general
de toda la humanidad hacia Dios, orientado por el amor místico. Éste trabajo tiene la inspiración de la metafísica platónica
y pitagórica y la mística cristiana. La academia neoplatónica de Florencia, bajo el patronato de Cósimo de Médici continúa
con dicha línea. Ésta se distinguió por las numerosas traducciones de los textos clásicos. Introdujo en el movimiento renacentista
nuevas ideas, forjando así una forma diferente de pensamiento moral y social. Estos humanistas empezaron a fijar su mirada
en el texto de la República de Platón encontrando en él un modelo perfecto para la expresión literaria de sus ideas.
Dos figuras de este movimiento son: Marsilio Ficino y Giovanni Pico della Mirándola. Ficino al unir las ideas presocráticas
y las agustinianas sobre la eficacia causal del amor como principio universal pasa a identificar esto con una noción generalizada
de hombre, formando así la idea de humanidad como valor moral primordial.
3. ÉTICA MORAL MODERNA Y SUS CONSECUENCIAS
El proyecto ético de la
modernidad se empezó a consolidar en el momento por medio del cual las ideas
propuestas por el cristianismo tales como el supremo Bien y la voluntad de Dios llegaron a parecer cada vez menos capaces
de ofrecer una orientación práctica. De ahí que muchos pensadores en ésta época histórica empiecen a buscar nuevas herramientas
para configurar la discusión ética.
Para considerar la problemática
de la ética moderna es bueno trazar dos elementos de trabajo. El primero reflexiona como se llega a plantear una ética la
cual no se fundamenta en una autoridad fuera de la naturaleza humana sino desde las facultades y los recursos internos del
sujeto. Éste último promueve el autogobierno y la autonomía. Lo anterior durante el desarrollo de la modernidad llegó a consolidarse
con gran eficacia. Pero hay un segundo aspecto el cual hace referencia a analizar no sólo el sujeto autónomo y sus implicaciones
sino las cuestiones relativas a una moral pública.
· El camino hacia la autonomía.
Para comenzar, Montaigne
intenta demostrar como las ideas de vida buena propuesta por la antigüedad clásica y más adelante las normas del cristianismo
no sirven de guía para la mayoría de las personas, la razón está en que muchos sujetos no pueden vivir de acuerdo a ellas.
En este sentido, él se inclina a proponer como cada individuo puede encontrar desde sí una forma de vida ajustada a su naturaleza.
Siguiendo por esta línea
el derecho natural moderno descubre como las individuos tienen la posibilidad de determinar sus propios fines. La moralidad,
en este caso, es objeto de reconocimiento desde la propuesta presentada por el sujeto.
Thomas Hobbes niega, por
un lado, la sociabilidad del individuo, pero acepta que en este hay una motivación hacia el autointerés. A su vez el hombre
no tiene un bien último. Su objetivo tiene la orientación de buscar sin descanso poder y más poder. Lo anterior tiene como
consecuencia una guerra de todos contra todos. La solución para este conflicto radicaría en que todos los miembros de una
comunidad se pusieran de acuerdo en ser gobernados por un soberano capaz de imponer la paz. Sólo un gobierno así puede entrar
a resolver los deseos ilimitados de los hombres. Aquí se puede apreciar claramente como la institucionalidad no es impuesta
por un orden divino sino por el mismo sujeto.
Los planteamientos llevados
a cabo durante el desarrollo del siglo XVIII empezaron a consolidar la siguiente idea: la moralidad no se puede comprender
bajo la instancia de una imposición normativa al sujeto. Por el contrario éste le otorgará a la misma una clara expresión.
El tercer conde de Shaftesbury
empezó a proyectar con un esfuerzo más sistemático una nueva teoría en torno a la naturaleza humana y la moralidad. El afirma
cómo en el sujeto hay una facultad moral encargada de juzgar sus acciones. La virtud sólo es posible cuando la actuación va
de acuerdo con lo que el sujeto aprueba. Esto debe ser un motivo benévolo y social. El sentido de la moralidad debe estar
en consonancia con lo dictado por el hombre.
Hume se inclina a mostrar
como una teoría centrada en la virtud es la que mejor explica las convicciones morales. Para él la moralidad es el motor encargado
de mover nuestras actuaciones. La razón por sí misma nunca puede hacerlo. El fundamento de la moralidad se encuentra en los
sentimientos del sujeto. Éstos se mueven bajo el terreno de la aprobación y desaprobación. Además se orientan hacia los deseos
y aversiones básicas que mueven al individuo a actuar. Los sentimientos son aprobados cuando mueven hacia el bien. Pero la
desaprobación existe cuando los mismos sentimientos producen perjuicios. La virtud se constituye en el momento por medio del
cual se desea el bien.
El sistema kantiano presenta
en términos generales como la moralidad es una estructura la cual tiene como función el imponer obligaciones absolutas. Además
muestra la manera como se puede actuar en cualquier circunstancia. Pero, Kant defiende con claridad la siguiente tesis: la
moralidad se desprende de la naturaleza humana. Para la constitución de la moralidad se necesita de la participación del sujeto.
Éste pone al descubierto los imperativos por los cuales quiere ser gobernado. La base de este planteamiento se encuentra en
la palabra libertad. El sujeto fuera de toda determinación externa puede desde su interior emprender la tarea de imponerse
leyes de carácter universal. En conclusión el planteamiento elaborado por este pensador alemán demuestra como el hombre desde
su condición autónoma puede crear su moralidad.
· La autonomía y sus críticas.
Los pensadores utilitaristas
con respecto a la autonomía plantearon algunos interrogantes nuevos. Stuart Mill se da cuenta como la moralidad representa
la sabiduría acumulada de la humanidad. Es decir, la estructura moral representa con claridad las consecuencias a las cuales
se ha visto sometida la sociedad de acuerdo con las acciones realizadas por los individuos. Eso sí, dicha moralidad es aprehendida
por el sujeto desde su infancia.
La teoría de la motivación
moral iniciada por Stuart Mill va encaminada a plantear como el individuo tiene dentro de sí un interés a obrar moralmente
y en consecuencia a ser autónomo. Para llegar a la felicidad individual se hace necesario estar vinculado directamente a los
principios morales personales.